
La importancia de las normas:
Los límites que marcan los padres otorgan al adolescente sentimiento de seguridad y protección. Los hijos necesitan saber que el cariño que los padres sienten por ellos requiere que les demanden determinadas actividades y les prohíban otras que pueden amenazar su salud o su seguridad
Los adolescentes suelen tener dificultades para regular sus emociones y sentimientos, lo que les lleva a no controlar tampoco sus comportamientos. Las normas y los límites les ayudan a regular de forma externa lo que aún no pueden controlar internamente
Mediante las normas los menores van creando sus propios referentes, y van adquiriendo unas pautas de lo que es y no es válido, lo cual les ayudará a ir conformando su propia escala de valores
Pero tan importante es que estén presentes como que sean adecuadas. Para eso deben cumplir unos criterios:
Las normas han de ser realistas, es decir, ser posibles de cumplir y ajustadas a la edad y habilidades de nuestros hijos.
Deben de ser claras, qué esperamos de ellos y cuáles serán las consecuencias si no se cumplen.
Deben de ser consistentes. Su aplicación debe ser la misma, independientemente del estado de ánimo, o de quién esté presente. Y por supuesto deben ser coherentes entre sí. Los distintos miembros de la familia tienen diferentes funciones y, por lo tanto, también distintas normas.
Para que los adolescentes acepten bien las normas y se adhieran a ellas es mejor ¨negociarlas¨ con ellos. Hay normas que en sí no son negociables, por ejemplo mantener la habitación dentro de un orden, pero sí podemos negociar qué niveles de orden, o el momento del día para hacerlo.
Y dejar que sean ellos los que nos propongan cómo y cuándo lo van hacer.
Negociar no quiere decir que tengamos que estar de acuerdo, pero a menudo merece la pena ceder es aspectos menos importantes para conseguir que se cumplan normas más fundamentales.
Pero es importante que en las familias se note que los que ¨dirigen¨ son los padres, que nuestros hijos perciban que sabemos lo que hacemos y que les marcamos el camino, porque eso transmite seguridad a nuestros hijos.
Por eso es muy importante que los padres tengamos claras las normas y la importancia que tienen para nosotros.
Os recomiendo un ejercicio de reflexión para aplicar las normas de manera correcta.
En un folio escribe las normas que hay establecidas en casa, sobretodo en relación a los temas más dificiles:
Orden, tareas de casa, hora de llegada a casa, horario de estudio, hora de levantarse de la cama, etc.
Después dividir estas normas en base a si son:
Fundamentales: Tienen que ver con el respeto físico y verbal. Es necesario que sean pocas y claras. No son negociables.
Importantes: Están relacionadas con las pautas de comportamiento, el estudio, el orden, la forma de vestir, horarios, alimentación, higiene, etc. Podemos tener cierta flexibilidad, por lo que son negociables. Deben ser pocas y claras. Ejemplo: Podemos alargar la hora de llegada si tiene algo especial.
Accesorias: Son más numerosas y aunque son importantes no son esenciales para la convivencia familiar. Tienen que ver con el orden y la organización. Es necesario que se cumplan pero aquí la flexibilidad es mayor.
Ejemplo: hacer la cama, cómo debe tener la habitación de recogida, uso de nuevas tecnologias, etc.
Ser padres es un continuo aprender, leer, equicovarse, rectificar y volver a empezar. ¡No desistáis, vuestros hijos os necesitan!
Si te encuentras angustiado por la educación de tus hijos, o desesperado o no sabes por donde empezar, quizá sea un buen momento para pedir ayuda a un psicólogo/a especializado en el tratamiento de familias con hijos adolescentes.
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