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El TDAH... ¿Sobrediagnóstico?

El Trastorno por Déficit de Atención es uno de los trastornos más diagnosticado en la infancia y adolescencia. Existe una gran controversia, sobre todo a nivel social, sobre si está sobre diagnosticado o no... y sobre la necesidad real de medicar a la población. Vamos a compartir con vosotros nuestra forma de trabajar en este tema.


Nuestro acercamiento a la #psicología es desde un enfoque global e integrador, es decir, creemos que, en todas las personas, las variables biológicas, psicológicas y sociales y culturales se retroalimentan entre sí.



Esto qué quiere decir, que consideramos que lo primero es la persona. Entender sus necesidades y su sufrimiento y nosotras como profesionales escuchar y adaptarnos a nuestros pacientes. Y no a la inversa. En la práctica clínica, creemos que no hay enfermedades sino personas con diferentes patologías. Y que aunque, nosotros los clínicos, necesitamos tener manuales y guías para orientar el diagnóstico cada persona es única e irrepetible.


En el caso de #TDAH siendo sus principales síntomas los siguientes (fuente: American Psychiatric Association (2014). Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), 5ª Ed. Madrid: Editorial Médica Panamericana)


A. Patrón persistente de inatención y/o hiperactividad-impulsividad que interfiere con el funcionamiento o desarrollo que se caracteriza por (1) y/o (2):


1. Inatención:

Seis (o más) de los siguientes síntomas se han mantenido durante al menos 6 meses en un grado que no concuerda con el nivel de desarrollo y que afecta directamente las ACTIVIDADES sociales y académicas/laborales:


  • Con frecuencia falla en prestar la debida atención a los detalles o por descuido se cometen errores en las tareas escolares, en el trabajo o durante otras actividades.

  • Con frecuencia tiene dificultades para mantener la atención en tareas o actividades recreativas.

  • Con frecuencia parece no escuchar cuando se le habla directamente.

  • Con frecuencia no sigue las INSTRUCCIONES y no termina las tareas escolares, los quehaceres o los deberes laborales.

  • Con frecuencia tiene dificultad para organizar tareas y actividades.

  • Con frecuencia evita, le disgusta o se muestra poco entusiasta en INICIAR tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido.

  • Con frecuencia pierde cosas necesarias para tareas o actividades.

  • Con frecuencia se distrae con facilidad por estímulos externos.

  • Con frecuencia olvida las actividades cotidianas.


2. Hiperactividad:

Seis (o más) de los siguientes síntomas se han mantenido durante al menos 6 meses en un grado que no concuerda con el nivel de desarrollo y que afecta directamente las actividades sociales y académicas/laborales:


  • Con frecuencia juguetea o golpea con las manos o los pies o se retuerce en el asiento.

  • Con frecuencia se levanta en situaciones en que se espera que permanezca sentado.

  • Con frecuencia corretea o trepa en situaciones en las que no resulta apropiado (Nota: En adolescentes o adultos, PUEDE limitarse a estar inquieto).

  • Con frecuencia es incapaz de jugar o de ocuparse tranquilamente en ACTIVIDADES recreativas.

  • Con frecuencia está `ocupado`, actuando como si `lo impulsara un motor`.

  • Con frecuencia habla excesivamente.


3. Impulsividad:


  • Con frecuencia responde inesperadamente o antes de que se haya concluido una pregunta.

  • Con frecuencia le es difícil esperar su turno.

  • Con frecuencia interrumpe o se inmiscuye con otros.


B. Algunos síntomas de inatención o hiperactivo-impulsivos estaban presentes antes de los 12 años.


C. Varios síntomas de inatención o hiperactivo-impulsivos están presentes en dos o más contextos.


D. Existen pruebas claras de que los síntomas interfieren con el funcionamiento social, académico o laboral, o reducen la calidad de los mismos.


E. Los síntomas no se explican mejor por otro trastorno mental.

Es más importante todavía entender qué porcentaje de influencia #genética tiene la persona, haciendo una buena entrevista y recogiendo antecedentes familiares. Y explicando a la persona que nada de lo que le ocurre es intencional, sino que su cerebro está así diseñado y que necesita, eso sí, entrenamiento para mejorar sus puntos débiles.


La psicoeducación, en estos casos, es realmente importante ya que lo característico del TDAH es la falta de autorregulación y autocontrol… muchas veces ponemos el ejemplo en la consulta de que somos un coche con muy buen motor, pero nos faltan frenos, tenemos los frenos de una bicicleta. Es como si estuviéramos en el coche sin GPS.


Por lo tanto, ayudar a las personas con todas las herramientas que están a nuestro alcance, es nuestro deber como profesionales. Y si entre las herramientas, la ciencia, la medicina, nos ayuda con fármacos, no vemos por qué no se les va a proporcionar dicha ayuda.


Por eso más allá del debate del sobrediagnóstico o medicación sí o no... hay que pensar en la persona, en sus necesidades y en cómo aliviar sufrimiento y ayudar a orientar para ser feliz. Todo lo demás son debates desconectados de la realidad.


Luisa del Campo

CEO Vive Tu Vida Psicología

Psicóloga Col. Nº M-16121

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