Durante esta etapa, a menudo, la relación entre #padres e #hijos se vuelve complicada. Nuestro hijo reclama cada vez más #autonomía, y deben empezar a tomar sus propias decisiones. Pero a la vez siguen necesitando nuestro apoyo y afecto.
Los #adolescentes se encuentran en una búsqueda de identidad. Cuanto más sólidos y coherentes sean los modelos y valores que les hemos transmitido desde la infancia, más fácil será esta búsqueda.
Además debemos tener en cuenta otras características propias de la adolescencia:
Cambios físicos y psicológicos rápidos, que les lleva a encontrarse inseguros.
El encuentro y descubrimiento de la sexualidad.
Se observan a sí mismos, y buscan el sentido de las cosas, por lo que a menudo se sienten incomprendidos por todo el mundo.
Tendencia a idealizar y al inconformismo.
La gran importancia que adquiere el grupo de iguales, donde se sienten apoyados y entendidos.
Para tener una buena comunicación con nuestros hijos, lo primero es tener en cuenta que en función de la comunicación que establezcamos, así va a ser nuestra relación.
Ej.: Si yo hablo con mis hijos gritando, o con constantes críticas o ridiculizo o insulto, voy a establecer una relación agresiva y con falta de confianza.
Cómo establecer una comunicación respetuosa:
Implica poder expresar nuestros sentimientos y necesidades, respetando las de los demás, aunque no estemos de acuerdo. Esto no quiere decir, que les vayamos a dar la razón o que les vayamos a dejar hacer todo lo que piden.
Hay que empezar por utilizar mensajes en primera persona: en lugar de criticarles por lo que hacen, vamos a expresar cómo me siento cuando ellos hacen algo y que necesitamos que hagan.
Ej.: Cuando te pregunto cómo estás y contestas con monosílabos, me pongo nerviosa y me preocupo, porque no sé si de verdad estás bien, o si tienes algún problema. Necesito que me des una respuesta más detallada,
No empezar las frases diciendo “siempre o nunca”: ¡Nunca me escuchas!, ¡Siempre llegas tarde!.
Es mejor hablar de una cosa en concreto que haya ocurrido, poner ejemplos. No generalizar.
No empezar por “tú” o te: ¡Te he repetido cuarenta veces que…!, ¡Cómo tengo qué decirte!
No empezar las conversaciones amenazando: ¡Si no recoges! ¡Si no te pones a estudiar ahora mismo, no sales este fin de semana!
Es mejor empezar por:
Cuando veo tu cuarto desordenado me siento…
Necesito que encontremos una solución a esto… ¿Qué me propones?
En cuanto recojas, puedes hacer…
Es importante tener #paciencia, a menudo los padres, queremos que nuestros hijos se comuniquen con nosotros cuando a nosotros nos viene bien o en el momento preciso que nosotros queremos, y muchas veces hay que esperar a otro momento más adecuado. Cuando estemos todos más relajados. Puede ser en una cena, o haciendo deporte juntos, o a raíz de una película o serie que estemos viendo, etc.
Nuestros hijos necesitan saber que les aceptamos tal y como son, y que los valoramos independientemente de sus actos. Tienen que saber que creemos en ellos y que confiamos en su valía.
Isabel del Campo
CEO Vive Tu Vida Psicología
Psicóloga Col. Nº M-19797
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